miércoles, 14 de agosto de 2013

Costa Rica, país laico

Resulta que hubo un pequeño escándalo en Costa Rica por algunas cosas que dijeron los líderes de los tres poderes del estado y que podrían, en la mente de algunos laicistas radicales, verse como un ataque al ideal del estado laico que sostienen. Ejem.
… [L]a presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, el presidente de la Asamblea Legislativa, Luis Fernando Mendoza, y la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Zarela Villanueva, se consagraron a ellos, sus familias y a sus instituciones “al amor y protección de Dios todopoderoso a través de la intercesión de María nuestra señora, la reina de los Ángeles”.
Este inocente ritual mágico de sumisión y súplica a entidades sobrenaturales fue visto por algunos fanáticos totalitarios anti-Dios como un grosero ataque al principio de separación entre iglesia y estado. ¡Como si hablar de Dios y la Virgen María tuviera algo que ver con la Iglesia Católica!

Afortunadamente la Conferencia Episcopal de Costa Rica salió prontamente a expresar su apoyo por “la sana laicidad”, en un estado donde “se respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad”, como ya pidió el papa Francisco, a quien se ha notado preocupado (como a su antecesor) por el caos social y hasta económico causado por el laicismo agresivo y la secularización en naciones como Canadá o Suecia, en contraste con países donde el estado contribuye con la religión y anima a los ciudadanos a practicarla o callarse respetuosamente.

Los obispos aseguraron que
“Tampoco se ha puesto en riesgo, bajo ninguna circunstancia, la necesaria autonomía entre el Estado y la Iglesia Católica.”
Esto debería alegrarnos a todos, puesto que como sabemos, cuando el estado y la iglesia se mezclan ocurren cosas horribles, salvo en casos muy excepcionales en que los gobernantes son especialmente piadosos y obedientes, como Francisco Franco o Jorge Rafael Videla.

Generalmente, claro, es el estado el que se mete con la iglesia, como en Francia, donde el gobierno socialista obliga a funcionarios católicos a casar a parejas homosexuales sin tener en cuenta que la ley del dios católico vale más que cualquier ley civil. Y ni hablar de Estados Unidos, donde las instituciones católicas tienen que ofrecer a sus empleadas, como parte de su seguro de salud, planes de “salud reproductiva” destinados a frustrar su destino de úteros en pleno funcionamiento y a fomentar la práctica del sexo sin temor. (Compárese este triste panorama con el mucho más auspicioso de Irlanda, donde los hospitales católicos pueden cumplir sin problemas su tarea de salvar a los niños no nacidos de madres que desean asesinarlos para salvarse de la muerte, o España, donde gracias a farmacéuticos comprometidos hay muchos lugares libres del flagelo de los anticonceptivos orales y los condones.)

En Costa Rica, afortunadamente, no hay ninguna posibilidad a corto plazo de que el estado se entrometa en los asuntos de la Iglesia Católica, puesto que la religión del estado (establecida en la Constitución) es la católica, misma que sostiene la laicidad del estado, y el estado a su vez se ocupa de sostener esa laicidad dándole catecismo católico a los niños en las escuelas públicas. O sea que todos felices.

2 comentarios:

  1. Luis Fernando Fallas Marín14 de agosto de 2013, 20:08

    En realidad estás equivocado. Costa Rica es un país confesional donde la constitucion mas o menos dice que la religion catolica es la del Estado el cual contribuye a su mantenimiento y que se permite la practica de otros cultos que no atenten contra la moral o las buenas costumbres.
    La constitucion costarricense no sostiene la laicidad del estado y por eso la iglesia tiene enormes prerrogativas en el país, incluyendo el adoctrinamiento de los niños con costa a fondos publicos.

    El acto de consagración fue duramente criticado por que no solo consagraba a quienes emitieron la supersticiosa declaración (La presidente del Estado, El Presidente de la Asamblea Legislativa (o Congreso) y la Presidente del Poder Judicial), sino por que consagraba a los funcionarios, y ciudadanos a su cargo.

    En mi caso particular me parece que los funcionarios publicos en el ejercicio de sus funciones deben mantener una equidistancia entre sus manifetaciones privadas de culto y su función publica sea o no catolico el estado.

    El hecho de que me consagren por representacion viola mi derecho a no tener creencias.

    Lastima que tengas razón en que el escandalo fue pequeño y de corta duración.

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  2. Luis Fernando: entendí y mencioné que en la Constitución de Costa Rica se adopta la religión católica para el estado. Eso no impide que algunos costarricenses sostengan la laicidad como ideal al que aspirar. El reclamo de que los gobernantes no hablen por sus gobernados en materia de religión es un reclamo de laicidad. Las constituciones nacionales suelen contener todo tipo de ideas pasadas de moda y son modificables. Por ejemplo, en la Constitución de Argentina se habla de que el estado "sostiene el culto católico apostólico romano", pero la interpretación de ese artículo se ha ido suavizando y ya casi nadie pretende que se trate de un obstáculo absoluto a la laicidad. Gracias por la aclaración, de todas formas, porque quizá me expresé mal y no se entendió lo que quise decir.

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