domingo, 27 de septiembre de 2009

Marcha de los Escarpines (A142)

Dudé un poco antes de escribir sobre esta noticia, porque realmente no me convencía como algo realmente dañino. Se trata, al fin y al cabo, de una simple manifestación de índole política, con cuyo objetivo declarado podemos incluso estar de acuerdo. Pero creo que conviene un análisis algo más profundo.

El evento en cuestión es la llamada “Marcha de los Escarpines”, que se va a realizar el día 30 de este mes frente al Congreso Nacional, como cada último miércoles de mes. Quitándole el relleno habitual de eslóganes, es una marcha por la criminalización del aborto (es decir, por el mantenimiento del statu quo y la profundización del mismo), y aunque es posible que entre los manifestantes se encuentre alguno que no sea católico practicante, devoto y conservador, me permito dudar que haya muchos ejemplos.

Dije que no venía al caso hablar de esto porque se trata de una simple intervención política. Como he analizado antes, el tema del aborto es sólo una bandera tras la cual la Iglesia ha logrado movilizar a los suyos. Si en verdad los católicos creyeran que un aborto es igual a un asesinato, sería su obligación moral impedirlo, y no con marchas frente al Congreso, cartas de lectores o manifiestos tremebundos en sitios web. Si cada aborto fuera un infanticidio, los “defensores de la vida”, con la ayuda de un consenso social seguramente unánime, estarían cazando y ajusticiando a centenares de miles de mujeres y miles y miles de obstetras y ginecólogos. Cualquier persona con sangre en las venas mataría a alguien que estuviera por asesinar a un niño, si ésa fuera la única manera de impedirlo.

Esto no ocurre simplemente porque está claro que considerar un niño a cualquier aglomeración de células que contenga ADN humano es una estupidez. Y los católicos lo saben. Como en el caso de las oraciones y las devociones, sospecho que repiten lo que les han enseñado y creen en su verdad sin pararse a pensar.

¿Por qué posteo esto, entonces? Porque lo que acabo de decir no se aplica a las madres. A una mujer embarazada no se le puede decir que el hijo que lleva en su seno es una simple bola de células, que no es una persona, que puede deshacerse de ella sin que pase nada. Para ella, es su hijo, es un niño, y la sociedad le da garantías de que lo protegerá. Esto es correcto, en el sentido de que nadie tiene derecho a obligar a la futura madre a pensar distinto. Pero en circunstancias extremas debemos decírselo y debemos hacer que entienda: cuando corre riesgo su vida o su salud; cuando no entiende lo que le ocurre; cuando tener un hijo le acarreará tales trastornos a su vida que no podrá cuidarlo. Después, la decisión será suya.

En un mundo ideal, todo esto debería saberlo la mujer antes de quedar embarazada; de hecho, debería saber lo que implica un embarazo y la maternidad incluso antes de ser capaz de quedar embarazada. Lamentablemente, el conservadurismo cultural y la inercia de gobernantes y legisladores ha hecho que nuestros jóvenes no tengan acceso a una educación sexual moderna y de calidad. Y los autoproclamados “luchadores por la vida y la familia” son los primeros que se han opuesto, con el argumento falaz de que saber más sobre la propia sexualidad es incentivo para practicarla más pronto y con más riesgos (la experiencia ha demostrado que es exactamente lo contrario).

Lo que hacen estas marchas, aparte de servir para movilizar a las masas, es enviar un mensaje a las madres sensibilizadas por su embarazo: que el instinto primario de cuidar a su descendencia potencial es una ley moral universal y que violarla las haría asesinas. Que quienes abortan son “anti-vida” (en los sitios web católicos, los que pensamos que la anticoncepción y el aborto deberían ser permitidos somos llamados “los anti-vidas”, sin más). Los escarpines son para bebés. Un feto de tres meses no es un bebé, incluso aunque nuestros instintos nos lo digan y reaccionen con horror y con repugnancia ante la idea de matarlo. Un embrión, que tiene apenas unas pocas miles o centenares de células, ciertamente no es un bebé, ni puede ser considerado una persona humana con plenos derechos por ninguna legislación sensata.

El horror ante el aborto se debe a que sentimos empatía por el feto, lo cual no es equivalente a otorgarle el carácter de persona. Podemos sentir empatía por un perro o un gato, pero eso no los hace humanos; sólo demuestra que tenemos nuestros instintos en el lugar correcto. Instintos que no están preparados, no obstante, para lidiar con la complicada cuestión de qué significa ser persona humana y sujeto del supremo derecho a la vida.

Dije arriba que podemos estar de acuerdo con el objetivo declarado de la Marcha de los Escarpines, que es la protección de la vida. No es necesario ser católico o de cualquier otra religión para oponerse a que se mate a un organismo vivo. Pero porque esto es otra cosa, porque el objetivo real es una solapada propaganda que apela a nuestros instintos más queridos para condenar a miles de mujeres desesperadas al sufrimiento y la muerte, es que me decidí a escribir esto.

9 comentarios:

  1. Si les preocuparan tanto los niños a esos "pro vida", como hacen creer a la gente, primero deberían ver en ellos mismos y limpiar sus filas de pederastas en potencia, antes de andar diciendo estupideces como comparar a un embrión con una persona.

    Pero no, dicen estupideces y protegen a sus pederastas. Creo que el concepto de "criminalidad" que tienen esos católicos esta erradísimo.

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  2. Creo que hay que decir también que solo podemos proteger la vida de alguien que se opone a su propia muerte, en el caso de un feto no sucede por que no es un ser consciente. La conciencia es lo que imprime sentido a la vida. Solo cuando estoy consciente de perder mi vida y de que poseo una vida es que puedo oponerme a perderla. Cabe señalar que entre los animales, no todos son conscientes de la vida. Solo aquellos que llamamos animales superiores que poseen un cerebro como los mamiferos, las aves y otros son conscientes. No es lo mismo una mosca que tu mascota. De la misma manera que no es lo mismo un embrión que un niño consciente que ya sabe lo que es llorar y reir. Si fueramos un poco más conscientes del valor real de la vida nos preocupariamos más por los niños que son maltratados y abusados sexualmente y de otras formas que por los embriones que no tienen ninguna consciencia de que poseen vida.

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  3. En esto del aborto no tengo una posición tomada, pero me parece flojo el argumento de Iván.
    ¿El feto de 8 meses y 29 días es consciente? ¿Lo es un recién nacido de 1 día?
    En el tema del aborto tampoco estoy de acuerdo con lo que propone el dueño del blog, pero sigo con la duda sobre todo porque las mujeres igual abortan, por lo que no sé si es bueno dejar que mueran sin asistencia médica en abortos clandestinos.
    Por lo demás, estoy de acuerdo en los casos de inviabilidad del feto o riesgo para la salud de la madre o -un poco más dudoso- en casos de violación.
    Es un tema difícil, en el que no se debe pensar sólo por estar en contra de la ICAR.

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  4. Barullo, si te fijás bien, no propongo nada. Yo tengo una idea general sobre el asunto y me considero afortunado de no tener que decidir sobre este tema. Lo que digo es que está mal asociar escarpines con embriones y fetos, porque es una táctica sentimentalista muy sucia. Un feto de más de 8 meses no puede ser abortado porque de hecho a esa altura sería (y nadie lo considera otra cosa que) un parto inducido seguido de asesinato. Un feto de 3 meses es otro tema.

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  5. Hace algunos años, una amiga me pidió dinero para hecerse un aborto. No era mi hijo, por lo tanto no había material genético mío involucrado. Siempre había pensado que el tema del aborto era una cuestión que debían decidir las mujeres, pero cuando ella me pidió ayuda me vi enfrentado a mi conciencia y debí preguntarme si era correcto... hablé con ella, le pedí que considerara otras opciones, pero finalmente le presté el dinero. NO ESTABA EN POSICIÓN DE JUZGARLA. Una amiga me pedía ayuda y yo la ayudé. Era ella quien debe enfrentar el juicio de su conciencia, no yo.

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  6. Obviamente que es un tema delicado éste y no tengo una postura del todo definida. Sin embargo considero que:

    1) El argumento de la conciencia que esgrime Iván no tiene el mínimo sentido. No sólo porque la autoconciencia puede ser difícil de determinar, sino porque además eso significaría también que matar niños de, digamos 1 año (o dos meses, el caso es el mismo), tampoco sería homicidio.

    2) Teniendo en cuenta qué se considera legalmente muerte (muerte cerebral), sería más honesto emplear el límite correspondiente como el comienzo de la vida (el desarrollo o el funcionamiento del sistema nervioso central).

    3) En el caso de peligro para la vida de la madre, no me queda duda que debe elegir la madre.

    4) En el caso de las violaciones me parece que habría de debatirlo más. Sufrir un embarazo por violación no se compara para nada (mejor dicho, si se compara no es significante) con terminar una vida.

    5) Me parece que el camino no es legalizar el aborto, sino dar una correcta asistencia sobre reproducción.

    Eloy

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  7. Interesante la nota, pero disiento con Pablo respecto a "me considero afortunado en no tener que decidir sobre el tema".

    En parte es cierto, y creo que puedo decir lo mismo, pero también creo que es una completa falta de responsabilidad. Si nos quedamos en nuestra casa opinando sobre lo que está bien o mal de lo que hacen el gobierno y las instituciones, creo que nos parecemos al típico hincha de fútbol que insulta al director técnico.. Si somos personas afortunadas que llevan el tesoro del pensamiento crítico en sus vidas, deberíamos ayudar a buscar soluciones y luchar por ellas. Y en esto me incluyo porque no estoy haciendo mucho..

    Por otro lado, es fácil decir que a los 8 meses es un nacimiento inducido seguido de asesinato, y que a los 3 meses es una simple bola de células. Sin embargo, son dos casos extremos, y la línea que divide las dos situaciones es totalmente difusa. De hecho, creo que la línea divisoria es más ancha incluso que los dos períodos contrastantes juntos.. (no se si me explico).

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  8. Eze, yo dije que no me gustaría tener que decidir, no que me rehusaría a decidir si la responsabilidad recayera en mí. Yo no puedo decir que esté haciendo mucho, salvo abrirle la cabeza a quien pueda (aquí y en la vida real), y votar a candidatos con un mínimo de inteligencia y sensatez. Mi renuencia a decidir proviene justamente de que el pensamiento crítico no da respuestas (o más bien pseudo-respuestas) simples como la fe.

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  9. Creo que me explique mal, el asunto no es una invitación a matar bebes. Pero si hay que elegir entre la vida de una madre que sufre y un ser que no ha probado el dolor y la alegria, yo elegiria buscar salvar la vida de aquel ser que más apego siente por su vida, Es decir la madre que ya sabe lo que es vivir, en cuanto al feto para el la vida todavia le es indiferente por que no la conoce. Es un asunto de humanidad y compasión por la madre, no un llamado a matar a nadie. Tampoco me gustaría elegir, pero esta es mi posición

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