sábado, 25 de julio de 2009

A124: Células madre embrionarias en Uruguay: ciencia vs. religión

Un proyecto de ley para regular la donación, preservación y utilización de tejidos humanos, incluyendo células madre, fue aprobado por unanimidad por el Senado de Uruguay, y debe pasar por el mismo trámite en la Cámara de Diputados. Como era de esperarse, la Iglesia Católica se opone, llamando al uso de células madre embrionarias "un atentado a la vida". En esto la postura de la institución contra el avance científico ha sido coherente a lo largo de los años: incluso antes de conocerse los "riesgos morales" de este campo relativamente nuevo de la ciencia con precisión, ya estaban condenando esta técnica, que podría llevar alivio y curación a millones de personas si se le permitiera desarrollarse.

Según el Instituto Arquidiocesano de Bioética "Juan Pablo II", que responde a la Arquidiócesis de Montevideo, el proyecto de ley es "un nuevo y grave atentado a la dignidad humana". La frasecita sobre la dignidad se les cae de la boca con gran facilidad a los activistas católicos, lo cual hace sospechar que no es mucho más que un slogan. Ocurre que los "nuevos" supuestos atentados contra la dignidad humana les preocupan mucho más que los viejos (y mucho más terribles) conocidos: la pobreza con la que conviven felizmente los sacerdotes mantenidos por su comunidad, la marginalidad y la desigualdad social que dejan ignorar a sus feligreses de clase media a cambio de limosnas y rosarios, la corrupción de los políticos que comparten mesas y podios con los obispos...


Embrión humano concebido in vitro, 3 días después de la concepción, momento usual para la transferencia al útero.
De nada sirve argumentar que un embrión no es un ser humano sino sólo una masa de células indiferenciadas con ADN humano, ya que cuando uno tiene la Verdad de su lado, ninguna argumentación (biológica, filosófica, ética o moral) tiene sentido. Según estos iluminados creyentes, en algún momento de la fusión entre óvulo y espermatozoide, una entidad sobrenatural invisible crea e inserta un espíritu (también invisible e indetectable) en la nueva célula, y eso basta para que tenga tanta humanidad como el lector, como yo o como Benedicto XVI, hasta el punto en que sacrificar esa entidad microscópica para salvar a un ser humano adulto o a un niño de la diabetes o de un cáncer es asesinato y un "atentado a la dignidad humana". Es duro, pero cuando uno sabe que tiene la Verdad Absoluta y al mismísimo Creador del Universo de su lado, no puede transigir, sin importar cuántos tengan que morir, ¿no?

Espero que Uruguay, que en otros aspectos ha sido y sigue siendo el país más laico y progresista de este pobre subcontinente nuestro, le muestre a la Iglesia que sus leyes van a discutirse y definirse en términos objetivos, y no en base a mitologías y caprichos.


(Invito a los lectores a leer sobre células madre en Internet. La Wikipedia es un buen comienzo, no porque sea siempre factualmente correcta, sino porque suele serlo en un panorama general, y contiene enlaces a documentos donde se pueden ahondar detalles. La investigación con células madre es un campo relativamente nuevo en la ciencia, y ahora mismo se están produciendo progresos. Este blog no adopta la posición de que la destrucción de embriones humanos sea deseable o la mejor forma de obtener células madre. Quizá dentro de una década veamos esta técnica como burda y problemática, y tendremos a nuestra disposición una mejor, que no ocasione debates dilatorios con los fanáticos religiosos. Lo último que queremos es perder el tiempo mientras muere gente.)

2 comentarios:

  1. LO más triste de todo esto es que utilizan a la ciencia para obstaculizarla. De haber seguido con la escolástica como único medio de obtener conocimientos, la ciencia "cristiana" brillaría al mismo nivel que la ciencia "islámica" que hoy emana de las madrasas. Y sin embargo, todo el conocimiento que la ciencia les proporciona, aun a su pesar lo contaminan envolviéndolo con sus creencias ridículas para oponerse a él.

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  2. Por ahí llegan a aprobar la ley, como con el aborto, para que después la vete Tabaré...

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